Me llevé una grata sorpresa con esta película que aprovecha al máximo lo que puede dar de si la historia de alguien atrapado por una roca en medio de la nada sin que aburra en ningun momento pese a la obligada limitación argumental. El protagonista consigue transmitir la angustia y desesperación que sufre a lo largo de su infernal encierro, aunque a veces esto quede empañado por la cara bobalicona que suele arrastrar el actor James Franco. Además esta sensación de agobio se ve aumentada con sucesiones rápidas de imágenes y planos, algo habitual en el realizador Danny Boyle, y que en este caso explota con acierto para incomodar todavía más al espectador.
Mi puntuación: 7/10
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