Mítica película de infancia de mi generación y que en su momento disfruté repetidas veces a pesar de no entender demasiado bien lo que estaba viendo, eso sí, me divertía como pocas. El inevitable paso del tiempo ha hecho que sus modestos decorados y entrañables efectos especiales tengan un aire algo casposo, lo que no evita que siga manteniendo intactas la gracia y originalidad que tan popular la hicieron en su día. El mérito de esto recae en el hilarante trío protagonista (dos de
ellos también guionistas) y a la ristra de fantasmas que en vez de asustar sirven para provocar situaciones cómicas y entretener de forma sana durante más de hora y media.
Mi puntuación: 6/10
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