Con diálogos
y conversaciones cotidianas y llenas de ironía dentro de situaciones absurdas y
carentes de sentido, esta comedia poco familiar intenta causar carcajadas en
todo momento, y hay que reconocer que al menos la mitad del tiempo lo consigue.
Lo malo es que hacia el final la poco consistente trama se deshincha de un modo
alarmante y ya no hay por donde cogerla, sobre todo por culpa de unos
secundarios con muy poca gracia. Aun así, los miembros de la familia Miller, y
sobre todo el falso matrimonio interpretado por Jason Sudeikis y Jennifer
Aniston, son capaces de llevar el peso humorístico a la perfección y entretener
sin aburrir demasiado.
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