Una de
cal y otra de arena es lo que nos suele ofrecer Woody Allen año tras año con su
película de turno, y después de la estupenda "Midnight in Paris"
ahora nos deja un despropósito sin pies ni cabeza. De las cuatro historias que relata, una es prescindible, dos apestan y sólo queda una pasable, y es que
no siempre la originalidad lleva de la mano la calidad. Si a todo esto le
sumamos un cúmulo de italianos sobreactuados nos queda uno de los peores
largometrajes del director neoyorquino de la última década.
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