Ambientada en una época donde lo digital no estaba tan integrado en nuestras vidas, esta cinta de animación japonesa sí que trata otros temas más perturbadores que no han cambiado en décadas y que sirven para componer una historia que podría firmar el mismísimo Lynch y que sirvió de inspiración a películas como Cisne Negro. Con esta presentación ya se puede anticipar el grado de confusión al que estará sometida su protagonista y que sufrirá el propio espectador a lo largo de apenas ochenta minutos que pasan volando a la par que te hacen volar la cabeza. Y si en contenido cumple con creces, en forma deslumbra técnicamente con un estilo visual realista muy poco infantil, para de este modo no dejar ni un atisbo de duda a que público está orientado, porque aunque sean dibujos animados, hasta los más adultos lo pasarán mal viendo este largometraje tan crudo como brillante.
Mi puntuación: 8/10
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