martes, 30 de junio de 2020

Corpus Christi

Un delincuente juvenil que se hace pasar por sacerdote parece más bien la premisa de una comedia, pero lo que tenemos es un drama de tomo y lomo que explora los claroscuros de su complejo protagonista, y del comportamiento humano en general. A lo largo de casi dos horas asistimos a la imprevisible evolución de un pueblo entero donde lo sentimientos se confunden con la moralidad y el límite entre las presuntamente buenas y malas personas se va difuminando progresivamente. Esto es posible gracias a un excelente reparto que nos cautiva con interpretaciones cercanas y llenas de naturalidad en concordancia con una austera y funcional puesta en escena al servicio de una historia verosímil que inexorablemente hace mella en cualquier tipo de espectador.

Mi puntuación: 7/10


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