Como cada año Woody Allen estrena trabajo, esta vez una comedia romántica con un predecible argumento que ya hemos visto en multitud de largometrajes similares, y con un tema central recurrente en la filmografía del director neoyorquino. Su protagonista, Jesse Eisenberg, se nos presenta como un rejuvenecido Allen, aunque más comedido y menos verborreico, siendo el eje central de una historia sencilla que nos sumerge en los años treinta americanos con estrellas de Hollywood y gánsters por doquier. Agradable, correcta y muy ligera, estamos ante una película tan fácil de digerir como de olvidar cuyo punto fuerte es un glamuroso contexto que encandilará a los más cinéfilos.
Mi puntuación: 5/10
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