Si nos
quedamos con el brillante guión basado en una desconocida novela y su genial mezcla de géneros,
tenemos una buena película, pero si a esto le añadimos un estilo impecable de
dirección, unos personajes que desbordan personalidad, una ritmo narrativo que
no da un solo respiro y un final espectacular lo que se consigue es uno de los mejores largometrajes
del siglo veintiuno. Y es que la magia no se encuentra solamente en las manos
de los protagonistas, sino también en conseguir que Scarlett Johansson y Hugh
Jackman parezcan buenos actores al lado de los inconmensurables Christian Bale
y Michael Caine.
Mi puntuación: 9/10