Cogemos una novela gráfica innovadora, cruda y violenta que nos muestra las consecuencias de ser un superhéroe en el mundo real y le pagamos a su creador para que la convierta en un subproducto cómico de acción sin mensaje, plano y apto para las salas comerciales. Este es el proceso de una película que conserva la estética y los personajes surgidos de una gran idea y los retuerce hasta convertirlos en unas caricaturas ridículas que no te harán pensar de ningún modo. Aunque entretiene como tantas, hubiera sido más feliz y la habría disfrutado más si no conociera el desaprovechado cómic original.
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