Convertido ya en un clásico moderno, este largometraje neozelandés arrasó en su época llevándose premios como la Palma de Oro y sendas estatuillas de la Academia para su dúo protagonista femenino. Es de recibo reconocer que en el aspecto formal consigue poner la piel de gallina gracias a una excepcional banda sonora y a varias escenas de enorme potencia visual. Pero en algo tan fundamental como en lo que cuenta no consiguió transmitirnos las mismas sensaciones, ya que supuestamente sus personajes albergan traumas considerables sin que se llegue a profundizar en ellos ni sepamos realmente sus motivaciones, más allá de lo que vemos a simple vista. Sea por exceso o por falta de sensibilidad, o por tener las expectativas demasiado altas, desgraciadamente esta película nos ha dejado más fríos de lo deseado.
Mi puntuación: 4/10
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