Diversión en estado puro es este largometraje que a lo largo de dos descacharrantes horas consigue mantener en el espectador una sonrisa permanente interrumpida solamente por alguna carcajada ocasional, y culminando en uno de los mejores finales de la historia del cine. A todo esto le añadimos cero altibajos narrativos y un ritmo feroz mientras se suceden una amplia variedad de gags humorísticos, desde enredos a persecuciones pasando por diálogos donde no faltan el ingenio o la ironía. Sin olvidarnos de un perfecto dúo protagonista acompañado de la mujer ideal y comandados por un genio como Billy Wilder, quien tenía el listón tan alto, que dirigió esta obra maestra y ni siquiera fue su mejor película. Sin duda, está en el top ten de nuestras comedias favoritas de todos los tiempos.
Mi puntuación: 9/10
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