Dos mentes privilegiadas del arte universal como Buñuel y Dalí se unieron para dar rienda suelta en celuloide a sus fantasías más surrealistas en este arriesgado cortometraje que en mil novecientos veintinueve supuso toda una provocación, y que a día de hoy todavía prevalece. No hay que buscar explicación, es un cúmulo de sueños y pesadillas de sus autores, lo más rebuscados posibles, que no intentaron darle un sentido más allá del que cada uno pueda darle a sus propias alucinaciones oníricas. Visualmente tiene imágenes que dejan huella, y si te pones a hurgar en lo que cuenta, seguro que tu interpretación variará cada vez que lo veas.
Mi puntuación: ?/10
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