Un puñetazo sobre la mesa de los japoneses es esta impresionante película, de las mejores, por no decir la mejor que se ha realizado hasta la fecha del Kaijū por antonomasia, y para ello no han necesitado cientos de millones de dólares, personajes estereotipados o situaciones rocambolescas. Lo que tenemos es una historia que hila de manera perfecta la trama de su protagonista con la de Godzilla, sin caer en el absurdo habitual del cine palomitero, y ambientada en una época tan convulsa como llena de significado. Y cuando aparece el gran monstruo lo hace como una fuerza imparable de la naturaleza, sin compasión ni innecesarias explicaciones, embadurnado de un apabullante realismo que te sumerge de pleno en un Japón post Segunda Guerra Mundial, con momentos conmovedores que no resultan empalagosos, y lo más importante, cargado de escenas de titánica espectacularidad.
Mi puntuación: 8/10
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