No somos por aquí unos fans de Rob Zombie pero intentamos, y de verdad, encontrar algo destacable en sus películas, sangre aparte, claro. Esta segunda secuela de La casa de los mil cadáveres, la primera continuación fue "Los renegados del diablo", no mejora nuestro parecer sobre el tétrico director; los guiones de las tres entregas cabrían en un hoja de papel de fumar, y no es que le pidamos peras al olmo pero solo la violencia y la hemoglobina no bastan, de eso ya hay a patadas y con mejor tino. Diversión para goce de sus hinchas, que son legión, abunda y seguro que se lo van a agradecer, pero a la sucesión de chabacanos gags sanguinolentos solo ellos le encontrarán sentido. Por cierto, cinta baratita, algo que se nota pese a los esfuerzos de montaje y otros trucos viejos aplicados para que no le veamos el percal.
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