Un drama pugilístico de toda la vida lleno de tópicos que Jake Gyllenhaal eleva por encima de la media gracias a un irrefrenable vigor y talento interpretativo que golpea una vez tras otra noqueando a sus discretos compañeros de reparto. A pesar de que la historia transcurre como vamos previendo, sabe como captar nuestra atención enganchándonos durante dos ajustadas horas que no agotan nuestra paciencia, con algún que otro momento conmovedor y la habitual épica de este tipo de películas. Ideal para los admiradores de su actor protagonista que sean capaces de tolerar el cine estándar de boxeo.
Mi puntuación: 6/10
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