El veterano director británico Ridley Scott aborda la descomunal figura de Napoleón centrando el foco en la relación con su esposa Josefina, una mujer de indudable importancia en el devenir del General francés y con la que mantuvo un vínculo enfermizo, incluso tóxico, según expone la película. Esa es la elección del cineasta, centrarse en los aspectos personales y psico-sentimentales del militar corso en lugar de extender con mayor detalle los múltiples acontecimientos históricos que desencadenaron su ascenso al poder en la Francia revolucionaria. Pasa de puntillas por guerras y alianzas en aquella convulsa Europa de finales del XVIII y principios del XIX, desfilan rápidamente por la pantalla o directamente se soslayan, el caso de la invasión y la derrota posterior en España es patente. Su valor, por tanto, como crónica historiográfica es escaso, en cambio sí acierta de pleno en la técnica y escenografía; queda bien palpable el intenso trabajo en la reconstrucción de escenarios, vestuario y en las pocas batallas mostradas siempre con gran espectacularidad.
Joaquin Phoenix es un Napoleón contenido, casi hierático, no precisa sobreactuar para mostrar la desmedida ansia de poder del personaje, en cambio, Vanessa Kirby es una Josefina de pasiones intensas, libre y liberada a la vez que un acicate, no siempre positivo, en las pretensiones de su marido. Sin duda, de los dos la actriz inglesa brilla con mayor intensidad. Ambiciosa y carísima producción de Apple, aunque un caramelo envenenado para Ridley Scott porque seguramente va a decepcionar a los que esperan rigor y extensión en los hechos históricos, pero que le va aportar a la productora y a su servicio de streaming importantes dividendos y bastante prestigio artístico, algo que no le vendrá nada mal en la acerada pugna por el mercado digital
Puntuación @tomgut65: 6/10
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