La primera y segunda temporada de la serie eran bastante ligeras narrativamente, centrándose más en lo evidente que en la profundidad de sus protagonistas, pero ahora que ya se han establecido las bases es cuando pone toda la carne, literal y psicológicamente, en el asador, desarrollando con esmero una amplia variedad de personajes y otorgándoles sus propia subtramas con la relevancia adecuada para captar nuestro interés. Y los temas para conseguirlo no son baladíes, tocando varias ramas de retos vitales a los que se pueden enfrentar las personas y con los que el espectador podrá identificarse, dejando de lado el morbo de las tendencias sexuales para contarnos algo más creíble.
En cuanto a calidad de producción no hay cambios, con localizaciones ya conocidas y una puesta en escena funcional dejando que las interpretaciones sean las que marquen las diferencias, contenidas y adecuadas dadas las circunstancias, y con pocas incorporaciones en el reparto que por suerte aportan algo nuevo y trascendente a la historia. Ya veremos si los estudiantes de Moordale siguen por este buen camino, por ahora podemos calificarlos en este curso con un merecido "progresa adecuadamente".
Mi puntuación: 7/10
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