Poco tiempo después de impactarnos con su ópera prima Hereditary, el director y guionista Ari Aster repite con otra descarnada cinta de terror, también con tremebundo drama familiar de por medio, aunque esta vez muy luminosa y con un inquietante toque de humor negro. Si bien el desarrollo de la historia es predecible desde los primeros minutos, el guión está lleno de matices y sirve como medio ideal para el lucimiento de la auténtica estrella de la función, una majestuosa Florence Pugh que sigue con su meteórica ascensión interpretativa. En conjunto, estamos ante una obra deslumbrante a nivel formal, que por momentos se pierde en su propia altilocuencia y excesiva duración, y que sin asustar en demasía, cuenta con suficiente fuego interior como para no dejar frío a nadie.
Mi puntuación: 6/10
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