Ángel Sala, Director Artístico del Festival y Mònica Garcia i Massagué, Directora de la Fundación, han anunciado hoy las propuestas que harán vibrar Sitges en las siguientes secciones: Panorama, que recoge propuestas directas al corazón de los fans más exigentes del fantástico y Midnight X-Treme, con apuestas radicales que llenarán de emociones fuertes las sesiones de medianoche. Dos secciones que, junto a las ya anunciadas Noves Visions y Anima’t, harán las delicias de los fans del Fantástico en la edición de 2025, que se celebrará del 9 al 19 de octubre.
Panorama: Shelby Oaks de Chris Stuckmann, abrirá un viaje a las entrañas de un género en constante expansión
Como cada año, la sección Panorama es una radiografía del estado del cine fantástico en la actualidad. Algunos de los ejes esenciales de la sección son lo sobrenatural y los rituales oscuros, el terror adolescente, la supervivencia en espacios hostiles, el folklore y la relectura de mitos. Este año la sección tendrá una sesión de apertura con Shelby Oaks, película producida por Mike Flanagan que mezcla el relato de ficción tradicional con el found footage, teniendo de fondo las leyendas urbanas y un cierto tono de creepypasta. En esa línea se va a mover Man Finds Tape de Paul Gandersman y Peter S. Hall, la historia de dos hermanos que descubren lo que hay detrás de cintas con videoclips un tanto extraños, en una de las sensaciones del último festival de Tribeca, producida por un equipo clásico del Festival como Aaron Moorhead, Justin Benson y David Lawson, quienes también están detrás de otra apuesta por lo paranormal como El descendiente de Peter Cilella, en la que un guardia escolar de Los Ángeles, marcado por una tragedia familiar, tiene visiones extrañas después de ver una luz misteriosa. Derivando hacía el horror religioso tenemos Blood Shine de Emily Bennett y Justin Brooks donde una fanática secuestra a un joven cineasta y le promete que sus rituales sádicos le convertirán en un dios. En un territorio más alegórico, la refrescante Bagworm de Oliver Bernsen sitúa en el centro de su trama a un vendedor de martillos sexualmente frustrado que pisa un clavo oxidado y se debate entre si el giro del mundo en su contra es real o si es el resultado de la infección que consume su cuerpo y su mente.