Corta, sin preámbulos y con mucha más acción que la primera parte, esta secuela intenta corregir los errores de la anterior cometiendo otros igual de graves. Para empezar muchos acontecimientos suceden porque sí y los chascarrillos han perdido toda la gracia, por no hablar de una serie de nuevos personajes que no aportan nada, o están desaprovechados como el de Estela Plateada. Lo peor es comprobar el maltrato en relevancia y forma a Galactus, uno de los enemigos más aterradores del universo Marvel, que pasa sin pena ni gloria como si de una amenaza cualquiera se tratara. Amena, que menos durando ochenta minutos, y frívola, es mejor obviarla si sientes un mínimo de apego por estos superhéroes.
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