Sigue la reinvención de villanos en antihéroes, como ha sucedido con Venom o Morbius, o en este caso, directamente convertidos en justicieros con ética, todo con la intención de que el público general pueda identificarse con ellos y caerles bien de cara a futuras entregas. Si bien estos cambios de rumbo dentro del Universo "Spider-Man sin Spider-Man" de Sony no han tenido demasiado éxito de crítica ni taquilla, en esta ocasión el nivel de calidad ha subido un peldaño, gracias en gran medida a un reparto con carisma, con un Aaron Taylor-Johnson desprendiendo firmeza y confianza por los cuatro costados y la siempre imponente presencia de Russell Crowe en el lado opuesto. Es cierto que algunos secundarios chirrían bastante o están metidos con calzador, pero todos aportan para que pese a ser una cinta un tanto larga para lo que cuenta, no se haga demasiado aburrida ni resulte ridícula, todo un logro dentro de esta pseudo franquicia spin off de Marvel con rumbo indefinido.
Mi puntuación: 5/10
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