En la actualidad, con otros actores y un director diferente, esta película solo sería un melodramático telefilme de sobremesa cuya romántica historia contada de otro modo resultaría inverosímil. Pero el talento reinante de su reparto hace que su trío amoroso, compuesto por Taylor, Clift y Winters, nos hechice mientras nos mantiene en vilo de un modo electrizante. Y lejos de conformarse con todo esto, también nos ofrece un cambio drástico de género dentro de la propia película, en la que además se plantean varios dilemas morales de difícil resolución. Y todo esto en apenas dos horas de un clásico rodado hace setenta años, casi nada.
Mi puntuación: 8/10
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