Durante todo el documental la voz en off del director nos va detallando, cámara en mano, su visión del estado de conservación de los archivos cinematográficos de Albania y de las consecuencias del post-comunismo en la población y la cultura. Hay quien desearía un menor protagonismo del realizador británico y que se oyeran las opiniones directas de los albaneses, pero el modo elegido para narrar la experiencia nos introduce adecuadamente en la situación actual del país, y aunque la subjetividad sea evidente, no sobrepasa los límites aceptables en ningún momento. Altamente recomendable para conocer un poco más aquella convulsa zona de Europa.
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