Película dirigida a cuatro manos por Christian Nyby y Howard Hawks, dicen las crónicas, y convertida en todo un clásico del fantaterrror. Dio lugar a un célebre remake de John Carpenter en 1982 con el mismo título que, salvando las diferencias técnicas y argumentales, es también otro clásico. Nyby, un director regular de posterior y larga carrera televisiva, tuvo la fortuna de estar acompañado por el eminente Hawks -El sueño eterno (1946), Río Bravo (1959)-. El tiempo no ha perjudicado a la cinta, más bien lo contrario, le ha añadido valor como precursora y modernizadora del género; parece evidente que se halla por encima de sus coetáneas en el aquel lejano 1951. Asimismo, hay que tener en cuenta el contexto histórico: apenas habían pasado seis años del fin de la Segunda Guerra Mundial y la carga propagandística aun era palpable, mucho patriotismo belicista, así que la pugna entre científicos y militares tiene un claro ganador, no es difícil averiguar quienes salen victoriosos. Echen un vistazo a ese invasor alienígena paseando por Alaska, no les defraudará.
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