Saber que nos quieren contar no es tarea sencilla: algo sobre el primer día en el curro de una policía, la epatante muerte de su padre un año antes y una secta satánica cuyo líder fallecido era peor que Charles Manson. A partir de ahí la confusión reina a tutiplén, las escenas gore se suceden en una pesadilla continua, no se sabe si en la realidad o en la mollera de la agente porque la pobre se halla sola en una comisaría desmantelada bregando con el pasado, el presente, el más allá y el más acá en una barahúnda de súbitos golpes de efecto para asustar al personal. Saltos en la butaca los provoca sin duda, como un cubito de hielo por la espalda a traición, pero adivinar el qué y hacia dónde va es otro cantar. Un rato entretenido sí es, pero no hemos encontrado nada más.
Puntuación @tomgut65: 4/10
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