Si la primera entrega nos dejaba fríos y decepcionados, la secuela ha mejorado en buena medida las sensaciones sin que se haya variado el rumbo o subsanado los desaciertos de la hermana mayor, ha bastado con aumentar el humor absurdo y las dosis de acción, simplificar aún más si cabe el guion al dejarse de gaitas pseudo-psicológicas, y centrarse en una vertiginosa sucesión de escenas movidas y ocurrencias breves para que Tom Hardy de rienda suelta a su vena histriónica; todo el compuesto en un comprimido tan breve y fácil de engullir como el anterior, pero con aumento de la adrenalina y el cachondeo, lo suficiente con lo que conformarnos.
Puntuación @tomgut65: 5/10
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