Enfrentarte a este largometraje es poner a prueba tu capacidad de interpretación y de inmersión dada la enorme cantidad de imágenes y planos casi oníricos, eso sí, de una preciosidad asombrosa, que hipnotizan y te mantienen enganchado hasta el punto de que te llegas a plantear lo mismo que sus protagonistas: quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos, existe Dios y muchas otras cuestiones existenciales. Pero todo esto queda ensombrecido por culpa de algunas interpretaciones bastante pobres, con un desentonado Brad Pitt, y un disparatado final que sólo pretende rizar el rizo de algo que ya estaba bastante ondulado.
Mi puntuación: 5/10
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