Drama de hechos reales que no aporta, ni parece que lo pretenda, nada nuevo bajo el sol del cine. Con lo que si se contribuye es con la confirmación de que Timothée Chalamet, ese joven actor revelado en Call be your name, tiene trazas de un grande y es capaz de afrontar cualquier reto interpretativo sin vacilar y dando la talla, como hasta ahora ha dejado patente en su corta, pero intensa trayectoria. Bien acompañado de un ajustado Steve Carell, la película se queda, por lo demás, en una fría y expositiva sucesión de desventuras de un padre desesperado por sacar a su hijo de un infierno narcótico autoinfligido. Cinta de actores, no más, y sin juicios morales, algo que siempre es de agradecer.
Puntuación @tomgut65: 5/10
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