Sin entrar en explicaciones o valoraciones de la magistral obra original de Shakespeare, que esta película adapta muy fielmente, hay que decir que a pesar del título, ni Julio Cesar ni Marlon Brando como Marco Antonio, son los protagonistas de esta historia. Quien realmente arrasa en minutos, y con su interpretación, es un soberbio James Mason en el papel de Bruto, dentro de una fidedigna puesta en escena teatral con majestuosos decorados y una sucesión ininterrumpida de diálogos suspicaces y brillantes a los que en ocasiones cuesta seguir el ritmo y que cuenta con un reparto con el suficiente nivel para ejecutarlos con la maestría y empaque que tan rimbombantes palabras requieren.
Mi puntuación: 7/10
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