Imaginad que pudiéramos ver lo que ha grabado una cámara de vídeo imperecedera que siempre apuntara al mismo lugar desde el principio de los tiempos. Asistiríamos al paso de los años y llegados a cierto punto, harían aparición las personas que, en este caso, han construido una casa y han hecho vida en ella. Este es el original punto de partida de un largometraje que precisamente solo tiene eso de diferente, su manera de contar la historia. Una vez asumido este estático enfoque, lo que nos queda en su mayor parte, es el relato de una familia típica americana embutida en la piel de una pareja mítica de Hollywood, Tom Hanks y Robin Wright, quienes pese a que comparten escenario con muchos más acontecimientos, son los que copan más genéricos minutos en pantalla. Muy correcta en todo momento, menos relevante de lo que pretende, aunque como mera curiosidad cumple.
Mi puntuación: 5/10
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