Una de las películas de animación menos populares de Disney cuyo resultado en taquilla fue muy discreto, y aún así no desmerece en absoluto al resto de clásicos de la compañía. De hecho incluso supera a muchos de los más conocidos, quizás no tanto visualmente pero sí a nivel narrativo, con una historia llena de momentos entrañables y emotivos que logran transmitir un precioso mensaje que cala en el público infantil y toca la fibra de los más talluditos. Como de costumbre caen unas cuantas canciones, que como en Tarzán, corren a cargo del inimitable Phil Collins, y todo se desarrolla según los cánones "disneydianos", aunque con alguna sorpresa que otra, y lo más importante, la sana diversión no decae en ningún momento.
Mi puntuación: 7/10
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