En menos de noventa minutos se condensan la tensión y la acción con audaz eficacia y pulso firme pese a la carencia de medios y presupuesto, de hecho sorprende la destreza técnica y narrativa que demuestra el poco distinguido director Jack Starrett al ofrecer un más que digno producto setentero de serie B. Siendo cierto esto último lo que más sorprende es que dos actores de cierto renombre en aquellos años, Peter Fonda y Warren Oates, encabezaran el casting y le dieran un caché por encima de lo que a priori debería haber tenido sin ellos. El tiempo y el boca a boca han convertido a este modesto thriller en un clásico friqui con todo merecimiento, y no es que se trate de una obra maestra, ni mucho menos, pero rebosa dignidad y diversión a raudales.
Título maldito donde los haya. Además con partitura de Leonard Roseman. Una joyita del fantástico con el tema de las sectas satánicas que irrumpieron a finales de los sesenta. En la línea de Brotherhood of Satan y La lluvia del diablo. A redescubrir.
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