No se podría haber hecho una mejor adaptación del musical que esta película cuyo único pecado es el mal uso en varias ocasiones de la cámara en mano pero que desborda fuerza y carácter por los cuatro costados. Además, todo esto viene acompañado de unas conmovedoras interpretaciones y de una puesta en escena que te transporta de pleno a la mísera Francia del siglo diecinueve. El hecho de querer relatarnos tantas cosas en tan poco tiempo provoca que se obvien cierto detalles pero hace que sus casi tres horas de duración pasen volando.
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