Dos palabras definen a la perfección esta película: intensa y emocionante. Y es que desde el primer minuto en el que arranca motores, literalmente, el ritmo no decae en ningún momento, con un Brad Pitt en plan estelar mostrándose convincente como un veterano piloto, que pese a lo "chulillo" que es, resulta imposible que te caiga mal. Pero aquí la auténtica protagonista es la velocidad, y es que las carreras de Fórmula 1 nunca habían sido plasmadas en pantalla con tal nivel de espectacularidad, tanto en el vertiginoso modo en el que están rodadas, haciéndote sentir a los mandos del volante en muchos momentos, como por la montaña rusa de sensaciones por las que te lleva la propia historia. Además, si no estás puesto en Grandes Premios o en la tecnología tan avanzada requerida ahora para correrlos, no hay problema, a lo largo del metraje te explican los conceptos básicos que necesitas saber para seguir la trama, y si además eres fan de estos bólidos, la experiencia se eleva al cuadro debido a la cantidad de personajes, escuderías y situaciones reales presentes. Un "win win" para entusiastas del motor y del séptimo arte.
Mi puntuación: 7/10
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