El eterno Clint Eastwood no parece tener fecha de caducidad, y si es para dirigir películas como la presente, que sea por mucho tiempo, ya que estamos ante una de las historias más estimulantes que podremos ver este año, capaz de generar un debate moral con otras personas o con uno mismo, y cuya resolución puede ser correcta, incorrecta o todo lo contrario. Siendo la trama lo más importante, el modo de contarla es directo y sin artificios, dejando todo el protagonismo a los personajes, sobre todo al principal, para que sus dudas moldeen su comportamiento mientras nos sentimos parte de un jurado que por momentos nos recuerda a la brillante "12 hombres sin piedad, pero con una acertada vuelta de tuerca.
Mi puntuación: 7/10
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