Después de cinco temporadas, y debido a los bajos índices de audiencia, la cadena Fox decidió cancelar esta serie en dos mil dieciocho, aunque al poco tiempo, y por fortuna, encontró un nuevo hogar en la NBC. Eso sí, hubo algunos recortes: desapareció el personaje de Gina, lo que sirvió para que dos secundarios como Hitchcock y Scully ganaran protagonismo e incluso aparecieran en los créditos iniciales, y también se redujeron el número de capítulos, pasando de los veintidós habituales a dieciocho en su sexta entrega y dejando la séptima, como la más corta de todas con tan solo trece.
Datos al margen, estas dos nuevas temporadas siguen la buena y estable dinámica habitual de una serie que se ha convertido en una de las mejores comedias de los últimos años, aunque acomodada en un desarrollo narrativo poco sorprendente y tirando habitualmente de bromas internas y tramas recurrentes que solo pillarás si la llevas viendo desde el principio. En cuanto a los personajes, sin duda quienes más han evolucionado y explotado mejor su vertiente cómica han sido Díaz y Holt, eclipsando a Peralta, hasta hace poco principal motor humorístico, cuya genérica subtrama le ha hecho un flaco favor. Pero lo importante al fin y al cabo es tener la suerte de poder seguir viendo las cómicas aventuras de esta comisaria que ojalá encarcele algún día a los lumbreras que intentaron hacerla desaparecer.
Mi puntuación: 6/10
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