En dos mil dieciséis Train to Busan supuso una revolución dentro de un género zombi que en los últimos años se había llenado de películas mediocres de bajo presupuesto. Su secuela por desgracia se sitúa en este intrascendente grupo cualitativo, aunque no presupuestario, ya que la inversión monetaria se hace palpable en un espectacular despliegue de medios y efectos especiales donde las persecuciones automovilísticas son las principales protagonistas dentro de un escenario post apocalíptico y una historia que parecen una mezcla de los "Escape from" de Carpenter con Mad Max en versión oscurecida. Por suerte la sencillez argumental prevalece para de este modo centrarnos solamente en la acción, que pese a bajar de ritmo en el núcleo del largometraje, es lo suficientemente estimulante como para distraernos durante casi dos horas, aunque sin alcanzar las altas cotas de su antecesora.
Mi puntuación: 5/10
Mini crítica de "Train to Busan".
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