Después de unos años más comerciales y genéricos, aunque con alguna que otra cinta interesante, el director Guy Ritchie vuelve a sus orígenes para contarnos una historia sobre mafiosos, recuperando parcialmente su verborreico y acelerado estilo fílmico, aunque esta vez más comedido y accesible para el gran público. El resultado es una amena película con un talentoso reparto internacional que saca lo mejor de sí mismo para ofrecernos variopintos y carismáticos personajes, que a lo largo de casi dos horas, no dan un respiro al espectador que asiste a un estimulante juego de trapicheos y engaños variados. Sin llegar al nivel de sus mejores largometrajes, Ritchie demuestra que quien tuvo, retuvo.
Mi puntuación: 6/10
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