Hipervitaminada cinta de terror que empieza jugando al despiste, como si fuera a tratar de algo tan "banal" como el arte y las drogas, para poco a poco ir subiendo peldaños en la escalera de la enajenación hasta perder la cabeza totalmente, narrativa y visualmente. La consecuencia de esta locura es ver como sintonizan el sexo y la hemoglobina a borbotones, lo cual, lejos de ser escalofriante, resulta estimulante y hasta atrayente, con escenas donde personajes y cámara bailan desenfrenadamente al son de las luces y la música estridente sin poder apartar la vista de la pantalla. Todo esto no sería posible sin su deslumbrante y semidesconocida protagonista femenina, estrella rutilante de esta sanguinaria función apta solamente para paladares retorcidos.
Mi puntuación: 6/10
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