El asesinato de su hijo quince años atrás obliga a Anna Dean a traspasar cualquier límite en busca de venganza, que no de justicia. Tal es la magnitud de la complejidad dramática en la que se adentra esta miniserie británica sin ahorrar al telespectador los dilemas morales y éticos, y también legales, aunque estos estén más claros; ¿los errores del pasado, por muy terribles que hayan sido, pueden ser redimidos y perdonados?; ¿cuál es el castigo que merece el autor de un crimen monstruoso?; ¿la edad y las circunstancias personales del causante podrían ser suficientes para merecer la indulgencia?. Todos estos interrogantes, y otros más, son respondidos en cuatro intensos capítulos en los que no hallaremos las soluciones que nos satisfagan a todos, pero si que nos harán reflexionar y replantearnos convicciones a priori bien arraigadas.
En un plano más terrenal, solo con mencionar que es una producción de la BBC ya queda claro el pedigrí de alto nivel que ampara a esta miniserie. Por un lado los guiones perfectamente estructurados para dar tensión y crear las expectativas que la historia requiere sin renunciar a la verosimilitud y a la sobriedad. Por otro los actores, todos ellos casi desconocidos para el gran público -si exceptuamos las caras más sonantes de Kelly MacDonald o John Hannah- que dan un recital de contención y ambigüedad moral nada fáciles de representar adecuadamente. Quién tenga la fortuna y el tino de acercarse a este drama procesal no quedará defraudado en absoluto. Y una advertencia: agárrense a la silla cuando vean el último capítulo.
En un plano más terrenal, solo con mencionar que es una producción de la BBC ya queda claro el pedigrí de alto nivel que ampara a esta miniserie. Por un lado los guiones perfectamente estructurados para dar tensión y crear las expectativas que la historia requiere sin renunciar a la verosimilitud y a la sobriedad. Por otro los actores, todos ellos casi desconocidos para el gran público -si exceptuamos las caras más sonantes de Kelly MacDonald o John Hannah- que dan un recital de contención y ambigüedad moral nada fáciles de representar adecuadamente. Quién tenga la fortuna y el tino de acercarse a este drama procesal no quedará defraudado en absoluto. Y una advertencia: agárrense a la silla cuando vean el último capítulo.
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