Tocar temas serios, si no se hace con conocimiento de causa y un mínimo de rigor, puede desmontar una película entera, y precisamente de esto peca el nuevo trabajo del director M. Night Shyamalan. Si bien funciona como thriller de intriga, a nivel psicológico resulta disparatado debido al incoherente comportamiento y desarrollo de sus personajes. Aún así la fragmentada actuación de McAvoy vale su peso en oro, y aunque sólo hagan acto de presencia una tercera parte de sus diferentes personalidades, las que aparecen cumplen su función con creces. Un compendio de contradicciones argumentales y emocionales que culmina en un final que contiene al mismo tiempo, la mejor y la peor escena de la película.
Mi puntuación: 5/10
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