Un local de kebabs, que da título a la película, sufre cada noche las acometidas de un montón de ingleses borrachos y racistas que como no, recibirán su merecido. Con drama personal incluido con la intención de justificar levemente los acontecimientos, asistimos a una carnicería, recubierta de crítica social, que engancha por la empatía que provoca su protagonista en el espectador, y que se mantiene a flote mientras no nos complican la historia. Y es que su alargado final retuerce y ensombrece una trama que funcionaba por su sencillez y "cercanía" en un intento de ir demasiado lejos con su mensaje crítico, lo cual no impide disfrutar del macabro plato que nos sirve esta cinta de terror.
Mi puntuación: 6/10
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