Secuela inconfesada e inconfesable de la mítica, y un pelín sobrevalorada, todo hay que decirlo, Braveheart. La acción se inicia tras la muerte de William Wallace, o Mel Gibson para que nos entendamos, mostrando las consecuencias de la rebelión y la inmediata pugna por el Reino de Escocia. Este juego de tronos no traspasa la pantalla al carecer del aura mítica que a priori cabía esperarse por obra de una frialdad expositiva en beneficio del "rigor" histórico y de la ambientación realista. Ambos factores no impiden la aparición de la trillada trama sentimental, las muestras de loco heroísmo patriótico y la maldad desaforada que se le atribuye a los ingleses frente al idealismo casi bucólico de los highlanders. De agradecer el intento de Netflix aunque les saliera una medianía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por comentar!
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.