viernes, 31 de octubre de 2025

Lo que el viento se llevó

Una de las grandes obras cinematográficas de todos los tiempos que redefinió lo que era una superproducción y que además consiguió el récord de premios Oscar conseguidos que a fecha de hoy solo ha sido igualada en dos ocasiones pero nunca superada. Con estas credenciales, cuando alguien se prepara para presenciar sus casi cuatro horas de metraje tiene unas expectativas desmesuradas que sin duda cumple, sobre todo en su primera mitad antes de la "Intermission". Hasta entonces, la épica empapa un largometraje que retrata una de las épocas más convulsas de Estados Unidos, encarnada en la figura de Scarlett O'Hara, brillantemente interpretada por una Vivien Leigh que plasma la drástica evolución de su personaje a las mil maravillas, rodeada de espectaculares escenarios, cruentas secuencias de guerra, imponentes mansiones coloniales, todo ello enmarcado en una fotografía embriagadora.

La segunda parte del film se vuelve más íntima y "telenovelesca", con Clark Gable y su impositivo Rhett Butler ganando protagonismo, y dejando de lado los problemas globales por una incesante sucesión de tragedias personales un tanto apabullantes. De este modo, se podría pensar que doscientos treinta y cinco minutos se pueden hacer muy largos, pero nada más lejos de la realidad, los hechos acontecen sin respiro, en todo momento está ocurriendo algo, y aunque sea una película rodada en los años treinta, ambientada en el siglo diecinueve, muchos comportamientos, actitudes y situaciones son bastante avanzadas para su época, aunque otros por supuesto no tanto. Es ahí cuando entra la inteligencia de cada individuo con la que debe diferenciar la realidad de la ficción, para contextualizar lo que está viendo y de este modo poder valorar como es debido una obra magna del séptimo arte. 

Mi puntuación: 8/10



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