La primera entrega nos introdujo en la locura y la debacle de un mugriento local de comida mientras íbamos conociendo a sus protagonistas y su relación pasada y presente entre ellos. En esta segunda cambian las prioridades, y ahora lo que prima es profundizar en los anhelos y motivaciones que forjaron dichos personajes mientras evolucionan, la mayoría en el buen sentido, para adaptarse al futuro que se avecina. Esto da pie a capítulos en los que apenas avanza la trama principal para indagar en temas más existenciales, siendo estos un tanto plomizos y toscos.
Por otro lado, cabe destacar que por el camino también nos deja tres episodios, de los nueve totales, que son dignos del mejor gourmet, sobre todo el que cierra la temporada, junto a la apocalíptica reunión familiar y el de los tenedores. Divierta más o menos, o en mayor o menor número de ocasiones, es un hecho que esta serie arriesga en forma y contenido, removiendo algo en le interior de un espectador que no acaba indiferente. Veremos que nos depara la tercera entrega una vez superada esta transitoria fase "remodeladora".
Mi puntuación: 6/10
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