Nadie mejor que Charlton Heston para personificar a un gran héroe británico, el General Charles Gordon, en una película histórica que recreaba la caída de Kartum en 1885. Nada menos que Laurence Olivier encarnaba a su némesis, el Mahdi Ahmed, que auguraba un duelo interpretativo en el que el carisma y la obstinación desmedida de ambos personajes debían ser la base que sostuviera toda la cinta. No fue así, el careo entre ambos protagonistas aparecía apenas en dos o tres breves secuencias por lo que todo el peso recayó en el actor americano, excelente por otra parte. Expectativas frustradas aparte, el competente artesano Basil Dearden elaboró un trabajo eficiente, con aires de superproducción, cargado de épica colonialista y espectacularidad. Combinación grata de historia y aventuras para todos los públicos.
Puntuación @tomgut65: 6/10