El stop motion, la animación fotograma a fotograma, es el ingrediente que permite a esta película trascender por algo más que por un mensaje ecológico precoz e ingenuo o por su inofensiva crítica social. Willis O´Brien, animador del legendario "King Kong", dio aquí la primera gran oportunidad a su pupilo Ray Harryhausen de iniciar el camino para superar al maestro y forjar su leyenda. No hallaremos unos efectos tan descollantes como si lograría en posteriores trabajos, pero ya es una muestra del ingenio y el talento portentosos que marcarían toda su trayectoria. Y por detrás se hallaba en labores de producción un tal John Ford. Tal convergencia de aptitudes se dan pocas veces en la pantalla. Una buena manera de aprovechar noventa minutos.
Puntuación @tomgut65: 7/10