Como ha reconocido el propio director, "2001: Una odisea del espacio" es la principal fuente de inspiración de este largometraje, sobre todo en la forma y en la trascendencia de los hechos que nos muestran, pero con una historia que toma un rumbo diferente demostrando que tiene personalidad propia. Las complicadas explicaciones científicas en ocasiones descolocan pero no impiden que captemos la esencia de lo que nos están contando y que su mensaje ecológico apocalíptico pegue con fuerza en todo momento. El resultado son casi tres horas que pasan a la velocidad de la luz en las que Nolan nos plantea como de costumbre un puzzle muy personal, que no es necesario descifrar, pero que merece ser revisado y reflexionado en profundidad. No es su obra cumbre, pero quizás estemos ante la mejor película del año y una de las mejores de ciencia ficción de lo que llevamos de siglo.
Mi puntuación: 8/10
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