El cine de terror raras veces se ha centrado en desarrollar sus personajes, simplemente se ha limitado a hacerles sufrir para goce y disfrute del espectador. Pero que mejor modo de cambiar esta dinámica con un formato como las series que permite extenderse el tiempo necesario para cocer a fuego lento la trama, los traumas y las trampas. Y es que durante los diez episodios que tiene esta primera temporada conoceremos a la perfección los miedos y anhelos de los siete miembros de la familia Crain, lo cual servirá para que nos importe realmente todo lo que les va sucediendo, y serán muchísimas cosas.
Lo mejor de todo es que no solo el contenido está elaborado, también a nivel visual impacta con un impresionante diseño de producción donde los decorados son espectaculares a la par que aterradores, y el trabajo de fotografía es simplemente deslumbrante. Hay que decir, que salvo algunos giros concretos, el argumento en sí mismo no nos cuenta nada especialmente novedoso, ya que sigue los cánones típicos de historias de casas encantadas, pero lo hace de un modo tan misterioso y que entra tan bien por los ojos que es imposible no quedar atrapado entre sus paredes devorando episodio tras episodio.
Mi puntuación: 8/10