Cuando escuchas que el creador de "Los Simpson" o "Futurama" ha fichado por Netflix las expectativas se disparan por las nubes, pero cuando te enfrentas a la realidad compruebas que el humor que funcionaba en esas dos series ha quedado anticuado o no encaja en esta nueva propuesta, que salvo algunos destellos puntuales, lo que es hacer reír, lo consigue muy poco, aunque pasan tantas cosas que al menos entretiene en sus diez episodios de menos de media hora.
Y es ahí donde radica el problema, que nos quiere explicar tantas cosas que no parece tener una trama bien definida, ni dentro de cada capítulo ni en la serie en general, y hasta bien pasado el ecuador no descubres que sí querían llevarnos a algún sitio, aunque ya sea demasiado tarde y el destino tampoco acabe siendo para tirar cohetes. A todo esto hay que sumarle que los personajes simplemente son "simpaticones" pero ninguno goza del encanto suficiente como para sostener por sí solo un debut que tendrá segunda, y seguramente última temporada.
Mi puntuación: 4/10